En días pasados me preguntaba ¿qué le pediríamos, los emprendedores a Santa Claus para que 2022 sea un año lleno de éxitos?, y es que, desde la perspectiva de los emprendedores debemos de saber que diferenciar entre objetivos, metas, deseos, sueños o propósitos es con lo que debemos de comenzar, ya si partimos de diferenciarlos, podemos cumplir o lograr alcanzarlos, en este nuevo contexto mundial, de salud y de retos.

Comencemos con definir cada uno y partiendo de ahí definir como lograr lo realmente importante:

Objetivos: Partamos de que podemos percibirlos como los destinos que nos fijamos en la vida. Por ejemplo: “Ser millonario” o “quitarse de deudas”, entre otros, y hay uno que creo que varios de nosotros en esta temporada navideña nos plantearemos que es “tener unas inolvidables vacaciones”.

Comprendiendo lo anterior pues, los objetivos son fines que pueden partir de una grandiosidad y el cumplimiento de estos son grandes logros, ejemplo un estudiante que culmina su carrera con un titulo.

Metas: Estos son fines más pequeños, siguiendo con el ejemplo del estudiante, la meta sería terminar su semestre, año escolar o materia. Si también reflexionamos en el objetivo que es ser millonario, podemos deducir que la meta sería la creación o apertura de una empresa que funcione automáticamente y genere un ingreso pasivo.

Por conclusión y si ligamos estos dos términos: Objetivo y Metas, el primero esta constituido por una, dos o más metas pequeñas (en proporción con el objetivo), es decir, si tu fin mayor lo puedes dividir en varias metas, tienes un objetivo.

Deseos: Si hablamos de deseos, podemos hablar de que son el combustible de la maquinaria echada andar de los objetivos y las metas. Son estos los que moverán nuestro corazón, voluntad y nuestra intuición. Los deseos son manifestaciones intangibles de nuestro interior, incluso de nuestra naturaleza humana. Y es ahí, donde la supervivencia, el cerebro reptiliano el que nos seduce y nos lleva en buscar del placer y confort en diferentes actividades.

Un deseo recurrente es cuando la gente desea viajar, busca distraerse y entretenerse, explorar y este es parte del instinto gregario de nuestros antepasados que constantemente además de lo anterior, más arraigado esta la supervivencia, seguridad y la trascendencia de la especie. Pero, este instinto más que destruirnos o sabotearnos en el logro de objetivos, metas y sueños, debe de motivarnos e ir por los objetivos verdaderamente importante. Pues, es sabido que cuando en búsqueda de un placer a corto plazo, despilfarramos dinero o tiempo para quedar peor que a la fundación del objetivo, nos alejará de lo realmente trascendente.

Sueños: La profundidad de estos, y la idealización de estos, son más bien a largo plazo, la diferencia entre los sueños y los objetivos es que los primeros son más ambiciosos, idealistas y sobre todo a un plazo más largo. Los sueños pueden tener origen en la inspiración que grandes personas han conseguido, y estos tienen componentes característicos como la obtención de éxitos y triunfos tangibles y que evidentemente mueven al portador y a su alrededor a emociones adictivas. Una característica es que los sueños habitualmente “los apagamos” por la creencia limitante de pensar que son imposibles, opino lo contrario, pues seguro es que el sueño que tienes, tiene la inspiración de otro ser humano como tu que lo logró.

Propósitos: Para fines simples estos son la “voluntad” de hacer algo. Estos en su mayoría están constituidos en un sueño, un deseo, objetivo y/o meta, es decir, los propósitos es la suma de los anteriores. La simple palabra supone acción, pues es algo que te propones por su simple gramática te invita a moverte y lograrlo, así que la definición clara de los objetivos, metas, deseos y sueños redundarán o terminarán siendo un proposito.